Consideraciones sobre la Pastoral de Juventudes Urbanas

Por Hugo Martínez 

Con el curso de Pastoral de juventudes urbanas compruebo una vez más que lo que vivo como joven no es producto de mi rebeldía o de creaciones mentales opuestas a la cosmovisión que algunos sectores de la sociedad intentan conservar. Constato que la sociedad esta cambiando, que la manera de pensar esta cambiando, que la manera de concebir al joven, a la familia, la cultura, la belleza y la Iglesia están cambiando. Se que suena muy provocador pero lo escribo desde la experiencia vivida en este curso, debo aclarar que la visión no cambia la raíz, Dios no cambia, Dios no se transforma y su mensaje de Vida, Amor y Libertad es el mismo, creo yo que lo que si debe cambiar es la forma de hacerlo llegar a los interlocutores de hoy.

Un curso dinámico, muy participativo y lleno de reflexión así califico estas 12 sesiones, me parece muy interesante que en el curso no solo estaba gente joven, había personas con una experiencia de vida mayor, había personas casadas, había ex adictos, teníamos compañeros desde los 16 años hasta los 50 tal ves 60, el trabajo comenzó desde el momento de reunirlos y ponernos a reflexionar sobre algo que a todos nos llamaba la atención, ¿Cómo trabajar con los jóvenes de nuestra urbe?

Nada sencillo dar respuesta a una pregunta tan amplia, pues el solo término “joven” implica un universo de posibilidades. Diversas teorías sostienen que la juventud es una etapa transitoria de la vida, durante la cual se generan un sin fin de cambios explosivos inevitables en el desarrollo humano. Desde los enfoques biológicos y psicológicos, la Juventud estaría definida en la vida de cualquier persona como el periodo que va de la fisiológica hasta alcanzar la madurez social, sin embargo no todas las personas de una misma edad recorren ese periodo vital de igual manera, ni logran sus metas en el mismo tiempo, es más muchos nunca las cumplirán pues el mismo sistema social es muy dado a excluir a los que no piensan actúan o se comportan como el grueso de la población, es decir de algún modo tal vez sin quererlo la misma sociedad, la Iglesia y el  estado truncan la maduración social de muchos jóvenes, un ejemplo muy claro son los llamados “ninis” que todos criticamos sin reflexionar el por que no estudian ni trabajan y poco se hace para que siete millones de jóvenes tengan una oportunidad de desarrollo[1].

Estoy convencido que Cristo es Amor y que su opción por los pobres y excluidos sigue estando patente en la actualidad, por lo tanto no es difícil entender por que debemos voltear la mirada a los jóvenes y a sus realidades, a escucharlos y a recibirlos con los brazos abiertos como el Padre misericordioso espera al hijo prodigo. En el trato con sacerdotes, religiosas, laicos, padres de familia me doy cuenta que los jóvenes en la actualidad dan miedo, y no por violentos o por difíciles, no, el gran problema es que los jóvenes en la actualidad reclaman testimonio, acción, comprobación, quedaron atrás los “choros”, las grandes predicaciones, es tiempo de actuar.

La pastoral de juventudes urbanas quiere motivar a investigar, reflexionar pero más que nada a actuar, si entendí bien de lo que se trata no es de tener el “super” plan o los grandes argumentos, por que en la planeación puede ser que las cosas cambien y nuestro plan quedo una vez más obsoleto, lo importante, lo urgente es comenzar, lanzarte, conocer a los jóvenes en su entorno, cultura, manera de pensar; y entonces valorar las luces que Dios muestra en cada uno de ellos para de esta manera impulsarlos, y apoyarlos en la construcción de una sociedad nueva.

El ingrediente que me falta mencionar es la confianza, sin ella no se lograra. Confianza en Dios, claro, pero hecha vida en la confianza a esos chavos que tal vez no se bañan, que traen pantalones rotos, que dicen groserías, que parece que nada les importa, que usan tenis converse, que creen saberlo todo; pero que en realidad solo buscan alguien que no cuestione sino que acompañe, que no juzgue, que ayude; que no critique, que impulse, en pocas palabras anda en busca de un buen Amigo.

Tengo una anécdota muy marcada de este curso: recuerdo que teníamos un compañero, por cierto de los mas ancianos del grupo que siempre defendía “lo bello” de sus tiempos, donde si había principios y valores, o al menos eso decía. Sus participaciones claro eran respetadas pero siempre sabíamos lo que venia, nosotros malos y en sus tiempos todo era bueno. Pues este compañero en una de las sesiones llevo a un miembro de su grupo, un joven que había vivido situación de calle, la verdad el testimonio de este chico fue increíble, su vida, su físico (maltratado por las drogas y la calle), su manera de plantarse frente a la adversidad, su sinceridad; todo el era un testimonio de alguien que busca superarse, que busca la felicidad, un joven que busca  Trascender. El momento en el cual yo descubrí la presencia de Dios en él, fue cuando después de habernos contado del “greñas” y del “pecas” (sus amigos de calle) yo le pregunte, y ahora ¿tienes amigos?, Su respuesta fue contundente, Si…solo uno que nunca me dejo y que cuida de mi, Cristo. Y  por si esto fuera poco dijo,… lo veo en cada uno de los momentos difíciles, nunca me abandono y me ayudo a salir de todo esto… personas concretas que creen en mi y me han apoyado, ahora mismo ustedes son la ayuda que necesito para seguir adelante, gente que confía en mi y que me escucha.

La visita de ese joven a nuestro curso creo que cimbro a todos los participantes, al menos así lo percibí, en lo particular a mi me mostró que la reflexión realizada a lo largo de 12 sesiones era cierta, el ser humano siempre busca a Dios, de alguna manera el cambio de época, la descomposición del tejido social, las transformaciones de los paradigmas sociales y culturales son evidentes, pero la esencia del ser humano no cambia, su búsqueda por la felicidad es una constante. Lo que nos toca ahora es entender que los procesos son distintos y buscar nuevas formas de comunicación, buscar nuevas formas de que el Reino de Dios se haga visible. Jesús transformo la visión, de los de su tiempo transformando su corazón, creo yo que el reto es muy similar con el mundo juvenil.


[1] Nota  publicada el martes 12 de enero, 2010 en el periódico La Jornada

Convocatoria al Curso Pastoral de Juventudes Urbanas 2011

2 comentarios sobre “Consideraciones sobre la Pastoral de Juventudes Urbanas

  1. Me anima tu reflexión, recientemente comenzaba a pensar en dejar el trabajo con los jóvenes, un tanto movida por mi poca capacidad de entender,sin embargo, en este momonto considero que el esfuerzo vale la pena, sobre todo si se confía en Dios, y en cada joven con los que tengo oportunidad de encontrarme. Gracias. Dios te bendice.

    1. Estimada Carolina:

      El asunto de trabajar con los jóvenes es que obligan a comunicarse con ellos a su modo y hacerse creible a sus ojos. Esto es muy desafiante. Con frecuencia son injustos en la correlación entre exigir y dar. A eso agregale los limitantes de la brecha generacional, de la mentalidad postmoderna y el escepticismo que se generalizan, la conciencia de la falta de alternativas, en fin, son muchos factores.
      Nuestro amigo el Padre Matus, nos ha compartido dos ideas que me han resultado muy dignas de subrayar: que él se bajó a la banqueta, porque es allí a donde los chavos (con los que él trabaja) están y que desde el principio les habló de Cristo, lo que le dio mejores resultados que andar por las ramas.
      Como solemos decir, necesitamos conocer nuevos métodos para hacer una nueva evangelización. Le agradecemos el interés y la invitamos a seguir en contacto.

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