Ideas destacadas del libro: Pedagogías urbanas.Borys Bustamante B. y Fernando Aranguren D.(Compiladores).
Editorial: Universidad Distrital Francisco José de Caldas,Facultad de Ciencias y Educación,Alcaldía Mayor de Bogotá D.C.
Si se mira el desarrollo histórico de la humanidad y se le liga a esa mirada la noción de progreso, entendido éste como resultado de los distintos esfuerzos del hombre por hacer cada vez más favorables en las condiciones que se realiza la vida, se encuentra entonces la idea de que en ese movimiento histórico hay una tendencia permanente a cambiar, a evolucionar, a hacer factible la conquista del progreso o la instauración de la civilización.
Nos encontramos entonces con un hecho central en el propósito que orienta ésta reflexión: la ciudad y, concretamente la cuestión urbana, aparecen como elementos constantes del movimiento histórico de la humanidad, y con el correr de los siglos de los siglos se convierten en factores determinantes para la organización estructural de la sociedad y la realización de la praxis humana y los diferentes sectores que ésta abarca para construir el horizonte de lo humano.
Como bien se sabe, el mundo moderno es, en principio, el fruto de una doble revolución: la revolución comercial, que rompe el cerco al que estaba sometida Europa; y la revolución urbana que acompaña a la anterior y que convierte a la ciudad en el punto neurálgico alrededor del cual, y durante los siglos, posteriores, se irá organizando toda la vida social, pasando por la economía y la producción material la institucionalización política y administrativa y el advenimiento de las costumbres y roles características de los ambientes urbanos.
La ciudad es entonces epicentro. Núcleo determinante y dinamizador del conjunto de factores que instituyes las sociedades modernas. Inseparable de la forma de ser y habitar el mundo, la ciudad moderna se convierte en el eje que articula las transformaciones materiales y da lugar a las más variadas formas de producción cultural.
Las ciudades de hoy, también llamadas metrópolis, cyberciudades, tecnópolis, etc… Pueden ser definidas como macroecositemas que integran en su estructura funcional.
Las ciudades son entes vivos , tienen carácter y fisionomía, se presentan con estilos, tamaños, colores, formas, tendencias, gustos y enfermedades como cualquier ser, porque son concebidas, hechas y usadas por seres vivos que la transforman según sus propios deseos y necesidades. Cada una tiene forma y contenido por diferentes segmentos de tamaño variable que el citadino apropia y le da sentido, según su propia cosmovisión, en últimas produce la escala sobre la cual la juzga, construye y participa.
Las ciudades son también, algo siempre inacabado, en busca de una utópica perfección, porque la ciudad como escenario de vida lo es también de los sueños y de lo irrealizable en un esfuerzo continuo de nunca acabar. Como escenario de análisis y reflexión, son el origen de estudios, teorías y aseveraciones que, en su conjunto, no hacen otra cosa más que mostrar la verdadera imagen del hombre, su cara y su conciencia, pues una parte significativa de la historia universal se ha escrito desde y para las ciudades.
Pero como la ciudad y la urbanización son mucho más que lo señalado. La ciudad es una construcción social construida por sinergias que se producen entre los ciudadanos, las instituciones y los espacios culturales y que brindan la posibilidad de aprehender de la ciudad y, sobre todo, formar ciudadanía y construir sociedad.
Los espacios urbanos se contextualizan de muchas otras formas. En que parte es una realidad material, socialmente construida, que se habita y con la que es una realidad material, socialmente construida, que se habita y con laque se establece una relación sensual y simbólica. La ciudad es una representación imaginaria, una construcción simbólico discursiva, producto de la imaginación, y sobre todo del lenguaje. Se habita la ciudad en la intersección de nuestra experiencia sensual de la ciudad y nuestra ubicación en un mar de “representaciones” de la ciudad que circulan, las cuales conforman un ethos que media la vivencia de la ciudad. La experiencia cotidiana está mediada por tales narraciones las cuales se refuerzan o alteran como resultado de la vida cotidiana.
Las ciudades son un producto en parte involuntario e intencional, que dependen de políticas e intervenciones planificadas, pero son también, y en igual medida, el resultado no intencional o emergente de una infinidad de acciones cotidianas y estrategias de vida de las poblaciones. Son espacios de encuentro y convergencia, pero son también espacios de anonimato, privacidades y autonomías, por lo menos parciales.
Ya sabemos cómo la ciudad se comunica con nosotros, ahora ¿Cómo nos comunicamos nosotros con la ciudad? Cuando, por ejemplo, conducimos, el respetar las señales permite que el ritmo de la ciudad sea más uniforme. Es decir, en muchas ocasiones, o no prestar atención a los mensajes de la ciudad, rompe la comunicación con ésta y modifica el ritmo con que la ciudad se mueve.
Si pensamos en el proceso de conocimiento el objeto juega un papel activo, y la ciudad en tanto objeto lo juega, y además vemos cómo hay una forma de diálogo con la ciudad, es decir, cómo la comunicación entre los individuos y la ciudad produce resultados que afectan la dinámica propia de cada uno, entonces ya no parece tan descabellado suponer que la ciudad puede ser entendida como un sujeto que interactúa con otro.
La ciudad aparece pues, como un sujeto comunicativo en tanto que, desde este campo, produce efectos sobre nosotros y viceversa. Pero ¿cómo interpretar una relación comunicativa?
En la ciudad se entablan múltiples relaciones y muy complejas como para suponer todas ellas llevan en sí mismas una intención definida. Muchas de las dinámicas comunicativas entre la ciudad-individuo conllevan actos perlocucionarios “no deseables”, por ejemplo el vandalismo, distintas manifestaciones de violencia, etc.
Entonces hablar de procesos educativos en la ciudad (por ejemplo, la cultura ciudadana), entendido por éstos una relación bidireccional donde individuo y ciudad se constituyen recíprocamente a través de formas comunicativas, sería necesario enfatizar que la ciudad propende por una educación integral para alcanzar buenos ciudadanos, no obstante esto pueda implicar formas o manifestaciones de conductas antisociales, o anticiudadanas, lo que no invalida la propuesta, por el contrario, obliga a explotar alternativas capaces de neutralizar esas fuerzas negativas. Y en esto se centra, en alto grado, el objetivo primordial de las prácticas educativas y pedagógicas con las cuales se adelantan las iniciativas de construcción de ciudadanía que actualmente se impulsan en la capital. De esta manera se tratan de superar tanto las deficiencias d cobertura de la matrícula escolar, así como otras inequidades de tipo social en una ciudad en vías de desarrollo.
La vocación educadora de nuestra ciudad requiere un continuo apoyo desde diversos sectores sociales y culturales para poder cristalizar sus políticas públicas de educación en los escenarios urbanos. Como es obvio, una de las instituciones llamadas a jugar un papel preponderante en esta perspectiva es la escuela, entendida como comunidad no sólo académica sino también social, estrechamente vinculada al ámbito local y proyectada hacia la estructura social en el sentido más amplio posible.