Relatoria Congreso Pastoral Urbana Bs As

Rosa, participante en el Primer Congreso de Pastoral Urbana de la Región Buenos Aires (26-28 agosto 2011) nos comparte una reseña de sus actividades:
l Congreso fue una hermosa experiencia!! Estuvo presente Jaime Mancera Casas, de Colombia y nos compartió sobre «Dios vive en la ciudad», que fue el lema del Congreso.
Se desarrolló desde el juevesn 25 al domingo 28 de agosto, en la Universidad Católica.
Todos los participantes nos alojamos en hoteles de la Ciudad de Buenos Aires (subsidio mediante!!). Durante jornada del viernes recorrimos en grupos (fuimos 380 personas en total) distintos lugares de la ciudad y con ayuda de una guía escrita para la observacion salimos a descubrir a Dios en la ciudad. Fue una experiencia riquísima!!
Con las personas de mi grupo recorrimos la Plaza Miserere, Santuario de Cromañon y Parroquia San Cristóbal (un itinerario de aproximadamente 15 cuadras).
La consigna era percibir «con todos los sentidos», ver rostros, colores; sentir olores, reconocer rituales y símbolos. Dialogar, de ser posible con la gente.
El grupo -de 8 personas- se subdividió en parejas, y luego «reconstruimos», por decirlo de alguna forma, la realidad uniendo los fragmentos recogidos por cada pareja; fue como «armar un rompecabezas». Por ejemplo una pareja observó cómo un discapacitado era agredido a puntapiés; y otra pareja pudo escuchar que los agresores le gritaban «violín» (término que se utiliza para referirse a un violador) y le recriminaban haber violado a una criatura.
Una pareja observó un grupo de personas vendiendo drogas.
En la Plaza Miserere se podría decir que encontramos «un collage» donde se mezclaban los rostros cansados de los trabajadores que a esa hora ( entre las 17:00 y las 19:00) esperaban un micro para regresar a sus hogares, cartoneros, vendedores (de gaseosa, panchos, comidas regionales), prostitutas, artistas callejeros, etc.
En el Santuario de Cromañon (un lugar que la gente destinó al recuerdo de 194 jóvenes fallecidos en un incendio producido en 2007 a causa de las paupérrimas condiciones de seguridad de un local donde se realizaba un recital de rock) encontramos a un grupo de jóvenes sentados «en ronda» tomando mate, venían de Luján (60 km) de distancia. Dijeron que con frecuencia se reunen en ese lugar en recuerdo de lo sucedido. Un escrito en uno de los muros dice: «este lugar es sagrado, no lo ensucie ni lo rompa»; la gente decidió que ese lugar es sagrado. Allí hay un altar, un crucifijo, una imagen de La Piedad, las fotos y los nombres de los jóvenes fallecidos. Y las zapatillas pertenecientes a los chicos muertos están allí colgadas… nadie se llas lleva.
En el trayecto hacia la parroquia de San Cristóbal vimos un par de templos evangélicos: iluminados, con música, una persona en la puerta para dar la bienvenida a quienes se acercaran.
Finalmente llegamos a la parroquia, se estaba celebrando Misa: un gran templo, lúgubre, 15 personas aproximadamente en las primeras filas, se entonaba un cántico de dos siglos atrás. Un par de personas nos propusimos dialogar con el sacerdote al finalizar la Misa, pero él no salió a saludar a los fieles en la puerta como pensamos que haría. Un sacerdote que formaba parte de nuestro grupo necesitaba ir al baño, se acercó a la secretaría (que estaba abierta), pero le respondieron que allí no contaban con baños públicos. Finalmente nos acercamos a una religiosa que salía de Misa y le contamos que estábamos participando del 1º Congreso de Pastoral Urbana (lo que resultaba obvio, ya que llevábamos distintivos y un bolso identificatorio); le dijimos que con nosotros venía un sacerdote y dos religionas, que necesitábamos un lugar donde poder registrar las observaciones realizadas para poder enviar por e-mail al equipo organizador… habría algún lugar donde poder reunirnos? Un restaurante? Una pizzería? No hicimos mención a ninguno de los espacios que se observaban disponibles en la parroquia!!… La religiosa nos explicó cómo llegar a una pizzería que estaba a 2 cuadras de allí.
Conclusión: observamos más «vida latiente» en la plaza y el Santuario Laico, que en aquel templo. La oscuridad y la falta de acogida nos conmovieron del mismo modo que nos conmovieron aquellos jóvenes que se autoconvocaban para el recuerdo. Los templos evangélicos parecían más cálidos y acogedores.
Me quedé pensando que Jesús, hoy, hubiera estado caminando entre la gente de la plaza y no en el templo!!
Quiero aclarar que otros grupos pudieron observar otras realidades: en una Villa caminaron junto al sacerdote del lugar y pudieron dialogar con la gente, en los alrededores de otra parroquia pudieron percibir cómo la gente se sentía parte de la misma. Eso también fue como ver «otras piezas que faltaban en el rompecabezas», porque la realidad es así: diversa, contradictoria, con luces y sombras.

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