Categoría: Comunicación Pastoral

En ti Confío: estrategia pastoral ante el terremoto de 2017

Confío en Ti

Estrategia pastoral ante el terremoto de 2017

 

La opción de fe que llamamos pastoral urbana se pone en práctica mediante acciones que comuniquen la buena noticia del amor de Dios a las personas que habitan la ciudad.

En estos días hemos experimentado momentos de gran solidaridad, amor y de gracia donde escuchamos a Dios que le habla a su pueblo a pesar de la destrucción, muerte, desesperanza, incertidumbre e incluso – en contadas ocasiones – de mezquindad y cobardía.

Sí, Dios habla. Quizá con las palabras de Jeremías (19,1-15). Recordemos que  Elías fue probado para escuchar a Dios, y, aunque para él no lo hizo por medio del terremoto, para nosotros sí lo hace (1Re 19, 3-15). Elías llegó al desierto huyendo y tan deprimido que deseaba la muerte, pero cuando Dios se le manifestó, recibió la vocación de ir a la ciudad de Damasco para restaurar un reino querido por Dios. Del mismo modo, podemos encontrar un momento de encuentro y vocación para una Iglesia que trata de entender cómo primerear y salir a anunciar la Buena Nueva en este tiempo de tribulación.

Convencidos de la pérdida de valores entre nuestros conciudadanos e incluso hasta escépticos de la capacidad de los agentes de pastoral para tocar la realidad de la ciudad, amanecimos este 19 de septiembre en un clima de desconfianza y escepticismo social.

Sin embargo, en nuestra reflexión para construir la pastoral urbana, hemos defendido el hecho de que los urbanos experimentan y expresan sus valores y su necesidad de fe de una manera particular con la que hay que aprender a dialogar. Nos parece que tras el terremoto esta lectura se confirma. La solidaridad espontánea, encabezada por muchos jóvenes, la reivindicación de la fe en el ser humano y en Dios, nos hacen palpable que este es un momento de gracia. Muchos, no precisamente del selecto club de cristianos comprometidos, son de los primeros que han respondido conforme a los valores del evangelio y están entre los que son buenos samaritanos de sus vecinos.

Nos atrevemos a afirmar que Dios ama tanto a esta ciudad que le ha mandado este terremoto para que sus habitantes nos encontremos y renovemos nuestra fe, confianza y amor. Sí, el costo es alto y amargo, pero también fértil semilla en la tierra.

Les pedimos recordar el origen de la pastoral urbana: justo el movimiento social y eclesial que siguió al terremoto de 1985. Aquel momento lanzó a la Iglesia a la calle… muchos recordamos a un seminarista de aquel entonces dirigiendo el tráfico en el Zócalo.

Sí, es muy triste que muchos templos estén dañados y no estén en posibilidades de continuar atendiendo el culto; esta circunstancia nos obliga a salir a la calle para dar testimonio de fe y encontrarnos con el urbano de la banqueta; no sólo al que está en desgracia, sino también al que se compadece y al que está aturdido sin saber qué hacer o cómo situarse en estos tiempos.

Se trata, entonces, de situarnos juntos en este momento.

 

Solidaridad inmediata, acompañamiento permanente, dinamismo creciente

 

Cada cual en sus posibilidades ha sabido responder con prontitud a la urgencia. La solidaridad es el primer testimonio de esperanza. El desbordamiento de la ayuda es una expresión de un primer movimiento del corazón que se compadece y hace suyas las necesidades ajenas. Sin duda, el alivio necesario de las necesidades más básicas no excluye la atención de las necesidades y heridas que se marcan en el alma. Las dudas e inquietudes, la búsqueda del sentido a la tragedia y al dolor son siempre un problema profundo que sólo se puede atender con la cercanía y la presencia.

Así como al final del novenario de difuntos los deudos se quedan solos y, a partir de ese momento, encaran la difícil tarea de afrontar la ausencia del ser querido, de manera semejante enfrentaremos, en poco tiempo, tanto a las personas que han sufrido más directamente como, en general, a la sociedad en su conjunto. La presencia eclesial no puede perderse. Corremos el riesgo de refugiarnos en la idea de que al aportar una ayuda material “ya cumplimos”.

En la etapa de recuperación muchos, que no tuvieron posibilidad de movilizarse en la primera etapa de emergencia, tendrán oportunidad de apoyar acompañando a sus vecinos, familiares, amigos y en general a sus conciudadanos.

Aunque un impulso natural del ser humano en una situación de crisis es recuperar la normalidad, esto es, retomar la vida en el punto que se encontraba antes de la crisis, de hecho, no se vuelve atrás. No es posible negar la realidad de destrucción nacida del sismo; con todo, el olvido es una tentación a nuestra mano. Así que el reto de mantener el dinamismo debe ser un objetivo.

Sabemos que después de la emergencia inicial la solidaridad pasará a una nueva etapa más burocratizada y la reconstrucción se convertirá en un proceso administrativo, por eso es importante preservar y construir medios que nos permitan mantener un contacto directo y personal con toda la gente.

La reacción a la crisis ha sido generosa y ha mostrado la capacidad social de confiar y de organizarse. En la siguiente fase también toca encontrar formas para mantener el dinamismo y nuestro compromiso como Iglesia. Este tendría que ser un objetivo que equiparara lo mejor del movimiento que siguió a los sismos del 85.

 

PRIMEROS ACUERDOS DE ACCIÓN PARA PONER EN MOVIMIENTO UNA PASTORAL URBANA ANTE EL TERREMOTO

 

1) La Coordinación de Pastoral Urbana organizará un equipo que elaborará unos materiales para la evangelización y catequesis en esta crisis. El objetivo de estos materiales es que se pongan a disposición de todas aquellas instancias y personas que puedan aprovecharlos.

2) Invitamos a que cada comunidad eclesial (Vicarías, Decanatos, Parroquias, etcétera) identifiquen y vinculen a las personas que están en posibilidad y voluntad de integrarse en equipos de evangelización. Estos equipos tendrán la encomienda de identificar los lugares en necesidad que estén cercanos a sus domicilios o comunidades (hospitales, derrumbes, albergues) y los visiten para ofrecer atención y apoyo espiritual. Para eso estarán a su disposición los materiales.

3) Aprovechar las estructuras existentes; sectores, iglesias de casa o centros de reunión para aplicar este material y ofrecer este acompañamiento espiritual.

4) Invitar a las familias que no tienen tiempo para aprovechar estos insumos u otros a través de redes sociales u otros medios.

5) Trasmitir a familiares, amigos o vecinos estos materiales para que los puedan aprovechar.

6) Se invita a movilizar la religiosidad popular: usar las calles, sacar las imágenes, mostrar la cercanía de Dios, de Nuestra Madre María Santísima y de los Santos, con su pueblo. Actuar como Iglesia en salida. Usar signos:  como la cruz y el logotipo de la solidaridad en el terremoto (Anexo)

7) Hay que entender que la ciudad cambiará. Posiblemente se establezcan centros para damnificados y muchos otros se irán con familiares, por lo que no estarán concentrados en un lugar particular, sino dispersos por toda la ciudad. Algunos vecinos se irán, otros vendrán. Por eso es importante crear nuevas redes que se articulen para un trabajo personal en la reconstrucción y en la creación de nuevas comunidades.

Es fundamental reconocer quiénes son los damnificados que pertenecen a nuestras comunidades desde los primeros días para reconocerlos, acompañarlos y conocer sus necesidades para darles el apoyo espiritual y material pero también el especializado que pueden brindar muchos otros miembros de la misma comunidad eclesial.

8) Dejen abierta la invitación para que todas las personas que quieran sumarse a este movimiento de espiritualidad y solidaridad puedan hacerlo.

9) El dinamismo espiritual tiene que traducirse en solidaridad efectiva, por lo que hay que mantener vivas las redes y en la expectativa para hacer más, conforme las circunstancias lo vayan pidiendo.

10) Este modelo es propio de la pastoral urbana, en ese sentido, se ofrece , quienes estén interesados, capacitación en este enfoque pastoral, para lo cual deberán comunicarse a info@pastoralurbana.info

Ciudad de México a 19 de septiembre de 2017

Las y los integrantes de la Comunidad Académica de la Maestría en Pastoral Urbana de la Universidad Católica Lumen Gentium

Congreso Pastoral en Grandes Ciudades. Barcelona 2014

http://www.esglesiabarcelona.cat/congresograndesciudades

Las culturas urbanas, un reto para la Iglesia católica

  • El Papa Francisco en una entrevista concedida a Il Messaggero ha dicho que “en noviembre haremos un congreso en Barcelona dedicado a la pastoral de las metrópolis”. Francisco ha estado muy presente en la preparación del Congreso.

Esta iniciativa la gesté y comencé junto al Papa y deseo concluirla junto a él. Ya tenemos audiencia concedida para el 27 de noviembre de 2014, en que un  grupo de unos 25 cardenales y arzobispos de grandes ciudades, después de haber celebrado en Barcelona la segunda fase –del 24 al 26 de noviembre-, viajaremos a Roma para poner en manos de Francisco el resultado de nuestro trabajo.

Representantes religiosos de América Latina, África y Europa han dialogado durante la primera fase del Congreso Internacional sobre la pastoral de las grandes ciudades, celebrado en Barcelona del 20 al 22 de marzo. Han participado en este encuentro nueve ponentes con una treintena de expertos y expertas de distintos continentes y doscientos congresistas. Aquellos días Barcelona se convirtió en la capital del mundo de la pastoral de las megápolis.

En su primera fase, el Congreso ha tenido un claro protagonista, que no ha sido otro que el papa Francisco y su documento programático, la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, que ha sido el verdadero backgroundteológico y pastoral de este encuentro. Me atrevería a decir que, quizás por primera vez, desde una tribuna internacional de sociólogos, teólogos y pastoralistas se han identificado los presupuestos del referido documento pontificio, que es como decir el programa de Francisco.

El Congreso se movió entre tres presupuestos. El antropológico, centrado en la persona humana y en las culturas urbanas y los modos de relacionarse y de comunicarse las personas en ellas. “Es la intuición del valor de la inculturación: vivir a fondo lo humano, en cualquier cultura, en cualquier ciudad, mejora al cristiano y fecunda la ciudad (le gana el corazón)”, dijo el cardenal Bergoglio en el I Congreso Regional de Pastoral Urbana, celebrado en Buenos Aires, en agosto de 2011.

Otro presupuesto es el cristológico, centrado en la confesión de la fe en él como Señor y Salvador. “En Cristo Palabra, Sabiduría de Dios (cf. 1Co 1,30), la cultura (y cada ciudad) pueden volver a encontrar su centro y su profundidad, desde donde se puede mirar la realidad en el conjunto de todos sus factores, discerniéndolos a la luz del Evangelio y dando a cada uno su sitio y su dimensión adecuada”, dijo Bergoglio en el congreso citado.

El tercer presupuesto es el pneumatológico y eclesial, expresado en la consolación del Espíritu Santo y el testimonio y la acción de una Iglesia dialogante, servidora y samaritana, expresión de su condición maternal para con todos, en especial para con los más débiles.

La primera fase del Congreso ha motivado en nuestra Ciudad Condal un encuentro que se puede calificar como histórico, en especial entre representantes de la teología pastoral de América Latina (Bravo, Galli) y de Europa (Borràs, Bressan), con la tarea mediadora y anfitriona de la Archidiócesis de Barcelona.

Gracias a la participación del teólogo Carlos Maria Galli, hemos tenido acceso directo al movimiento de reflexión teológica y de praxis pastoral que viene de los años 70 del siglo pasado y del cual el Papa Francisco es un exponente visible tanto en su actuación como en su magisterio. Una teología de la liberación basada más en el eje antropológico y cultural que en el económico, sin descuidar este último, que se decanta hacia una mayor valoración de la religiosidad popular para educarla cristológicamente y enfocarla hacia la liberación social.

Necesitamos mucha humildad y mucho diálogo –dos palabras que aparecieron con frecuencia en esta primera fase del Congreso- para responder a las variadas expresiones de las culturas urbanas: espiritualidades y terapias alternativas, movimientos de reivindicación ciudadana, agrupaciones en torno a la práctica del deporte o del arte, nuevas formas de solidaridad entre vecinos y conciudadanos. Todo ello con un objetivo: poder inculturar –oencarnar, en lenguaje cristiano- la oferta de Jesucristo y de su Evangelio en lenguajes, actos y símbolos cercanos y expresivos para estas sensibilidades, conscientes de que, como afirma Francisco, hemos de contemplar la ciudad “con una mirada de fe que descubra el Dios que habita en sus hogares, en sus calles y en sus plazas”, porque Dios vive en la ciudad.

El reto puede ser también una oportunidad. Lo expresó muy claramente el profesor Manuel Castells (Berkeley y Barcelona), sociólogo de referencia, amigo y valioso colaborador del Congreso. En su ponencia de apertura nos invitó a “apoyarnos en el ejemplo y la palabra del papa Francisco. Vivir como él vive, escuchar como él escucha, obrar con decisión como él hace”. El profesor Castells impactó al decirnos que existen “miles de millones de personas que viven en las grandes ciudades, buscando el apoyo de la religión para encontrar el camino del Bien frente a las oleadas destructivas del Mal que torturan su existencia. La Iglesia católica tiene ante sí un gigantesco desafío. De cómo lo afronte depende el que sea instrumento divino para remediar el dolor del mundo, o que los humanos busquen otras sendas para su salvación cotidiana”.

Este sigue siendo el reto fundamental de nuestro Congreso. A la luz de las aportaciones que han hecho los ponentes y expertos, una treintena de cardenales y arzobispos a finales de noviembre en Barcelona reflexionaremos como incide todo ello en el servicio que la Iglesia ha de prestar a los hombres y mujeres que viven, gozan y sufren en las grandes urbes del mundo. No olvidemos que más del 50% de la población mundial vive en estas concentraciones urbanas y va en aumento.

+ Lluís Martínez Sistach

Cardenal Arzobispo de Barcelona

Testigos del Amor de un sacerdote urbano

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Chichachoma dejó su vida para los más sufridos de los hijos de Dios en los barrios de la Merced, la Candelaria, Tacubaya y donde hubiera quienes estaban atados por cadenas de miseria, adicción, abandono y desamor.

Murió en 1999 y apenas hace unos días, caminando por una calle en la que por azar llegué, encontré este altar pintado en el muro, donde alguien recuerda al sacerdote, misionero, testigo del amor de Dios.

De él se dice que fue «Pastor al estilo de Jesús, conviviendo con sus ovejas descarriadas, comiendo con pecadores, vistiendo al harapiento, visitando al encarcelado mientras buscaba su liberación, dando de comer austeramente al hambriento advenedizo, hospedando con pobreza y tibio corazón al callejero, guiando de las cañadas oscuras a los valles dorados de vida y trabajo digno a la grey que su Señor le confió.

Se comprometió a transformar los rostros de sus «hijos» como así los llamaba, esos rostros deformados, desilusionados, resentidos y de delincuentes —quizá—, en rostro digno, de hijos de Dios».

Conversión Pastoral en palabras del Papa

Previamente le hemos dedicado varias reflexiones a los temas Conversión Pastoral, la misión permanente y el discipulado misionero, ahora podemos ahondar en este concepto siguiendo las palabras del Papa Francisco a los obispos del CELAM, el pasado 28 de julio de 2013.

Transcripción del Mensaje

Cambio de estructuras: «El «cambio de estructuras» (de caducas a nuevas) no es fruto de un estudio de organización de la planta funcional eclesiástica, de lo cual resultaría una reorganización estática, sino que es consecuencia de la dinámica de la misión. Lo que hace caer las estructuras caducas, lo que lleva a cambiar los corazones de los cristianos, es precisamente la misionariedad. De aquí la importancia de la misión paradigmática. y esto nos tiene que abrir un poquito los ojos (ahí) puede estar el engaño: -hagamos la misión continental y hagamos una misión para chicos y una misión para hospitales y ya cumplimos- y se acabo el partido. Yo creo que la paradigmatica es continuamente en estado de misión la acción habitual de la Iglesia».

«No quisiera abundar en más detalles sobre la persona del Obispo, sino simplemente añadir, incluyéndome en esta afirmación, que estamos un poquito retrasados en lo que a Conversión Pastoral se refiere. Conviene que nos ayudemos un poco más a dar los pasos que el Señor quiere para nosotros en este «hoy» de América Latina y El Caribe. Y sería bueno comenzar por aquí.»

Francisco en Brasil: Informaciones

http://oglobo.globo.com/infograficos/catolicismo-am-latina/

Con la llegada del Papa Francisco a BRasil, para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud, diversos medios nos ofrecen información pertinente para alimentar nuestra reflexión:

Recomendamos los siguientes:

Infografía de la Religión en América Latina. http://oglobo.globo.com/infograficos/catolicismo-am-latina/

Catolicismo Diezmado. Iglesia sin estrategia: http://www.eluniversal.com.mx/el-mundo/2013/papa-hallara-en-al-un-catolicismo-diezmado-937278.html

 

Buscan otra relación con Dios:

http://www.eluniversal.com.mx/el-mundo/2013/impreso/fueron-en-busca-de-una-relacion-diferente-con-dios-83464.html

 

Una esperanza desde casi el fin del mundo…

Habemus Papam…!

¡Cuántos sentimientos encontrados! El primer Papa latinoamericano. El primer Papa Jesuita. El primer Papa llamado Francisco…

Foto. News.va

Primeras palabras del Papa Francisco I

¡Hermanos y hermanas, buenas noches!

Ustedes saben que el deber del Cónclave es dar un Obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo… pero estamos aquí… Les agradezco la acogida.

La comunidad diocesana de Roma tiene a su Obispo. ¡Gracias!

Y primero que nada, quisiera hacer una oración por nuestro Obispo Emérito, Benedicto XVI. Recemos todos juntos por él, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo custodie. [Con los fieles en San Pedro]Padre Nuestro… Ave María… Gloria…

Y ahora, comenzamos nuestro camino: Obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de hermandad, de amor, de confianza entre nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro. Rezamos por todo el mundo, para que haya una gran hermandad.

Auguro que este camino de Iglesia, que hoy comenzamos y en el que me ayudará mi Cardenal Vicario, aquí presente, sea fructífero para la evangelización de esta ciudad tan bella. Y ahora quisiera darles la bendición… pero primero, os pido un favor: antes de que el Obispo bendiga al pueblo, les pido que recen al Señor para que me bendiga. La oración del pueblo que pide la bendición para su Obispo. Hagamos en silencio esta oración de ustedes por mí.

Bendición Urbi et Orbi

Hermanos y hermanas, os dejo. Muchas gracias por la acogida. ¡Recen por mí! Nos vemos pronto: mañana quiero ir a rezar a la Virgen para que custodie a toda Roma. ¡Buenas noches y buen descanso!

¿Renovar a la Iglesia en el mundo a través de signos?

La presentación del Papa Francisco I muestra ya desde su presencia algo distinto…

Apareció con la sotana blanca que ha caracterizado al papado desde hace décadas pero ¡sin la capa roja y sin la estola papal! Eso no es todo… el crucifijo que pende de su cuello no brilla, parece que no es de oro sino que se trata de un pectoral muy sencillo… y ha escogido el nombre de Francisco… hay que tomar en cuenta que en Argentina viajaba en transporte público.

¿Quién es este hombre que se atreve a presentarse con tanta sobriedad en un mundo donde el estatus social se muestra a través de los accesorios de un cuerpo vestido a la moda?

Por si fuera poco, el rostro de Francisco I no muestra el triunfalismo de aquellas personas que han alcanzado un logro personal muy importante sino que mantiene una sonrisa cálida, serena. Sus ojos muestran cierta ternura, aún cansados, detrás de sus anteojos. En algunos breves momentos deja entrever cierto asombro ante la multitud reunida que lo acoge, sabe que cuán grandes son las sandalias del pescador… y trata de respirar sereno.

Después llegan algunos cardenales para acompañarlo en el balcón papal. Los rostros de ellos son inexpresivos hasta que Francisco I menciona que “…el deber del Cónclave es dar un Obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo…” es entonces que se dibujan en los rostros cardenalicios sonrisas, algunas muy tímidas…

Después de este cálido saludo el Papa electo dice que lo primero que va a hacer es una oración por el “Obispo emérito de Roma: Benedicto XVI para que Dios lo bendiga y la Virgen lo custodie” ¿Con estas palabras define el papel del Papa predecesor? Quizá y más aún si tomamos en cuenta que más adelante menciona “Auguro que este camino de Iglesia, que hoy comenzamos y en el que me ayudará mi Cardenal Vicario, aquí presente, sea fructífero para la evangelización de esta ciudad tan bella…” En adelante la responsabilidad de ser cabeza visible de la Iglesia recae sobre su persona. Entonces su rostro cambia, sabe que requiere de su pueblo y que su pueblo lo necesita… se arriesga confiado y deja entrever sus posibles objetivos: la Iglesia de Roma debe presidir en la caridad a todas las Iglesias, caminar en la hermandad, en el amor y en la confianza mutua, ambos para que la evangelización sea “fructífera” en “esta ciudad tan bella”. ¿Estará hablando de una nueva manera de concebir la evangelización y la ciudad? Tengamos presente el impulso que dio a la Pastoral Urbana en Argentina, no como una pastoral que se hace en la ciudad sino como una pastoral pluricultural que se deja ayudar por el conocimiento profesional de sus fieles.

Y antes de dar “la bendición a la ciudad y al mundo” pide que el pueblo mismo haga oración para que Dios bendiga a su Obispo, para que lo bendiga a él… sus acompañantes parecen incómodos, algunas mandíbulas se aprietan, algunos más dan un paso atrás o agachan la cabeza… pero el pueblo aplaude y grita… después la Plaza de San Pedro queda sumida en un profundo y reverente silencio… Hasta este momento pide la estola papal para realizar la bendición solemne. Al final de la misma se quita la estola para entregarla… se queda en silencio pero no por mucho tiempo, rompe en protocolo. Pide un micrófono. Agradece el recibimiento. Pide que recen por él… e informa lo que hará al día siguiente… “quiero ir a rezar a la Virgen para que custodie a toda Roma

Habemus Papam…!

¡Cuántos sentimientos encontrados! El primer Papa latinoamericano. El primer Papa Jesuita. El primer Papa llamado Francisco… llamado desde casi el fin del mundo.

 

Por: Alejandro Emiliano

Dejar que la ciudad nos evangelice

Cuando se propuso, a principios de 2012, la premisa “dejar que la ciudad nos evangelice” se adoptó un enfoque positivo sobre la ciudad.

Con base en una visión teológica afirmativa de la ciudad se asume que ésta es el lugar que Dios ha escogido para realizar una epifanía ante el hombre y la mujer contemporáneos. Esta interpretación teológica de base, permite discernir lo que las personas en su vida cotidiana realizan encontrándose con Dios de formas diversas y en contextos inesperados, a modo de zarzas ardientes, esquinas, banquetas, restaurantes, centros comerciales o cines, pueden ser espacios sagrados en los que Dios decida manifestarse a determinada persona.

En tal sentido, el cristiano y, particularmente, el evangelizador, no pueden descalificar la posibilidad de que Dios escoja el sitio, al contrario, deben sentirse convocados a ser testigos de la presencia de Dios en tales espacios. Este es un cambio en la concepción que hace el cristiano respecto del espacio secular, para quien, en cierto sentido, se fusionan en una misma dimensión lo sagrado y lo secular.

La secularización es una vocación para el cristiano en tanto que su punto de partida se desprende de un hecho fundacional, señalado por el Evangelio de San Juan 1, 14: el Verbo de Dios se hizo carne y puso su morada entre nosotros. Secularizar es integrarse en el siglo, pasar a ocupar una posición en la historia, que es vista siempre como historia de salvación. La elección libre de Dios de encarnarse en la realidad de los hombres y habitar con ellos, representa básicamente el punto de partida del proceso secularizador cristiano.

Si con frecuencia se habla de la secularización como una amenaza, desde esta óptica, más bien es oportunidad, aquella que hace de este espacio epifanía y de este tiempo kairós. Esta visión va a contrapelo de aquella que estableció Jacques Ellul para quien la ciudad era sinónimo del proyecto de los hombres contrapuesto al de Dios, es decir, el paraíso perdido.

Sin embargo, como revelan diferentes estudios realizados en la Maestría en Pastoral Urbana, la dialéctica que se forma entre el paraíso perdido como condición de vida del habitante de la ciudad que “sufre” los rigores de la misma, se contrapone permanentemente a la aspiración de la recuperación del paraíso, mediante el progreso, la vivienda suburbana, el automóvil, etc. Elementos materiales que se asocian con hacer de la ciudad un lugar más acogedor.

Dejar que la ciudad nos evangelice significa, por una parte dejar que sea el espacio sagrado de la urbe el que sea vivido en esa tensión propia del kairós. Es decir, un momento en el que se ofrece a la persona una oportunidad que puede tomar o no; un riesgo y una promesa.

Por otro lado, como señala el P. Federico Altbach, dejar que la ciudad nos evangelice es saber, previa valoración de la misma, descubrir en ella la presencia actual de muchos de los valores evangélicos impregnados en la cultura y la socialidad. Es decir, asumir que el evangelio no se encuentra de manera meramente teórica en el libro o en el templo, sino que se puede encontrar en la vitalidad de la ciudad, en cada espacio, en cada ambiente creado por sus habitantes, en los diferentes colectivos sociales que movidos por intereses –no explícitamente conectados o incluso aparentemente antagónicos al evangelio- donde es posible encontrar la vivencia de valores evangélicos.

Todavía es posible encontrar una tercera variante, la que es propia de salir al encuentro de Cristo en los hermanos, especialmente los que sufren más. En el Evangelio de San Mateo 25, 31-46, se señala la necesidad de encontrar en la persona que sufre la presencia del Señor. En este sentido, la ciudad está pletórica de Dios, ya que está llena de hombres y mujeres que en diferentes circunstancias están esperando de la solidaridad y de la presencia humana de los hermanos.