Teología Urbana

Benjamín Bravo, en el libro «La Urbe reta a la Iglesia», habla de la necesidad de encontrar un lugar para evangelizar, la urbe no es tema fácil para la evangelización, la macrourbe moderna constituye una realidad compleja, sorpresiva y hasta cierto punto inédita. Es, sin embargo,   un espacio vital lleno de contradicciones, expectativas y frustraciones. Sus habitantes, a la vez testigos y protagonistas le convierten en un hábitat indeseable y amable. Es un desafío y una tarea.

La pastoral urbana tendría que ser mucho más que un lugar común en el estudio de todos los agentes, de búsqueda y de intercambio de diversos niveles, desde el gobierno pastoral hasta el de los grupos más sencillos. Este congreso y otros espacios semejantes, pueden propiciarlo. La pastoral de ambientes específicos está todavía en una fase inicial.

La ciudad, que no permite descubrir tan fácilmente los imaginarios, los mantiene vivos en múltiples símbolos, concentrados casi siempre en ritos, no sólo religiosos sino seculares. Los imaginarios siempre han estado en los grupos y ciudades y, a su vez, cada grupo social, desde su situación concreta, los recrea, haciendo nuevos los viejos mitos; son, además, sentido de los sin-senidos y germen de sentido en los mismos sin-sentidos.

Así, la ciudad tiene significaciones, gracias tanto a los que excluye. El citadino. Desde su exclusión, o inclusión social, económica, cultural, política, crea imaginarios a su medida. Aunque no los conceptualice, vive, de ellos. Gracias a ellos, el citadino da significado y comprende el mundo concreto que vive. El entorno hostil e imprevisible.

La urbe en sí es un mito. Y esto no sólo en cuanto es una ilusión, sino en cuanto da cohesión a anhelos profundos que la persona humana ha intuido por siglos y ya encuentra realizados en la urbe, aunque todavía no como él quisiera. La urbe es respuesta a su propia realización plena y también anhelo nunca alcanzable, pues siempre seguirá soñando en una forma de vivir que llene aspiraciones no logradas en otro espacio.

Los hombres y las sociedades necesitan un sentido para vivir y subsistir. Sin él, naufragan en el caos. Cada sociedad ha ido generando unas matices de sentido por las que las diversas vicisitudes de la vida personal y social son encajadas y llenadas de significado. Las tradiciones vivientes son un gran acervo de significados. Se ponen en movimiento continuamente para integrar significativamente las novedades y las experiencias que, saliéndose de lo ordinario, amenazan con el sin sentido a la persona y a la sociedad.

 

Un comentario sobre “Teología Urbana

  1. Edit muy interesada en todo lo que leei y me gusto mucho felicidades gracias me ayude mucho para mi escuela de ministerio de mi iglesia hay mucho que aprender para enseñar a otros Dios le vendiga

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